Si hay una cosa en la que los bodegueros y los sumilleres están de
acuerdo es que la temperatura de servicio del vino no solo es
importante, es fundamental. La razón es que la temperatura cambia
totalmente la percepción del vino
Por ejemplo, si servimos un vino demasiado frío no podemos apreciar
todos su aromas; en cambio, si lo servimos demasiado caliente tampoco
resulta agradable en boca. Lo importante es servirlo a una temperatura
adecuada, según el tipo de vino de que se trate. No es verdad, por ejemplo, que el vino tinto se deba servir a
temperatura ambiente, como se suele decir. La temperatura de ciudades
como Mexicali -alrededor de los 40ºC- haría temblar a quienes pronuncian
esta frase. En el siglo XIX, en cambio, las bodegas francesas
alcanzaban una temperatura de 11ºC en invierno, por lo que el vino se
tenía que dejar atemperar hasta la temperatura ambiente de las
viviendas, que era de entre 16º y 17ºC. No te preocupes, que aquí te damos unas sencillas reglas para ayudarte a conseguir una temperatura perfecta. Debemos recordar que un vino en condiciones altas de temperatura se
estropeará, dado que el calor lo puede lastimar fácilmente. Es necesaria
una buena conservación de las botellas antes de su consumo. Lo ideal es
contar con un equipo de refrigeración especial para almacenar vino,
aunque si no lo tienes procura mantener las botellas en un lugar fresco,
seco y resguardado de la luz. Siempre es conveniente revisar la etiqueta del vino, porque suele
contener la temperatura ideal recomendada por la bodega. En caso
contrario puedes guiarte por esta sencilla lista que te ayudará a
consumir los vinos a la temperatura correcta.
- Cavas o vinos espumosos: 5º a 7º C
- Cavas o espumosos especiales: 6º a 8º C
- Vinos dulces: 6º a 8º C
- Vinos de Jerez Fino y Manzanilla: 6º a 8º C
- Vinos blancos ligeros o rosados ligeros: 7º a 10º C
- Vinos blancos con barrica y rosados con más estructura: 10º a 12º C
- Vino de Jerez Amontillado, Oloroso y Palo Cortado: 12º a 14º C
- Vinos tintos ligeros o jóvenes: 12º a 14º C
- Vinos tintos medios: de 14º a 16º C
- Vinos tintos complejos: 16º a 18º C
- Vinos tintos de grandes añadas: 18º a 20º C
Para un vino tinto. Depende de si es joven o no, podemos dejarlo reposar unos minutos en una cubitera. Más o menos en 10 minutos de espera ya se podría consumir. Se ha de tener en cuenta que en cuanto el vino se sirve en la copa cogerá temperatura rápidamente, por lo tanto lo ideal es servir poca cantidad en las copas e ir rellenando.
Para un vino blanco. Lo ideal es meterlo en el refrigerador una hora antes de su consumo. Los vinos blancos que tienen un poco de barrica o fermentación sobre lías suelen tener más estructura y cremosidad. Para poder captar todos los aromas y sabores de estos vinos lo mejor es tomarlos a una temperatura un poco superior a los jóvenes.
Para un cava o un vino espumoso. Lo mejor es meterlo en la nevera por lo menos cuatro horas antes de su consumo. También la complejidad del cava, es decir los años que tenga el vino base y su elaboración, hará que algunos cavas deban catarse con unos grados más de temperatura.
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